Aunque es difícil determinar cuántos perros y gatos hay en el mundo, se estima que el número de gatos es de 600 millones y el de perros de 500 millones.

Según Anfaac (Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Mascotas), en España hay más de 29 millones de mascotas. Y según estos datos, elaborados a partir del estudio del Censo de 2021 de Anfaac y Veterindustria, más de 9,31 millones de ellos son perros y casi 5,86 millones son gatos. A pesar de estas grandes cifras, los países vecinos de la UE todavía superan a España en términos de número de mascotas.

Anteriormente discutimos la toxicidad de ciertos alimentos consumidos por humanos para los perros. Sin embargo, hay plantas que, si cabe, suponen riesgos aún mayores para estos animales. En concreto, la adelfa o laurel o laurel rosa, cuyo nombre científico es «nener oleander», todavía se puede encontrar en viveros y, peor aún, en carreteras y autopistas.

Esta es una de las plantas más peligrosas para tu mascota, todas las adelfas son tóxicas y comer incluso una porción muy pequeña de ellas puede causar problemas de arritmia o incluso la muerte a tu perro o gato. Pero no son las únicas: existen decenas de especies vegetales que pueden resultar peligrosas para nuestros perros y gatos.

Las plantas de la familia de las azucenas se encuentran entre las plantas más peligrosas y tóxicas para perros y gatos. Un bocado es suficiente para provocar vómitos, pérdida de apetito, debilidad, taquicardia o pulso irregular. También son muy populares en ramos y jardines. A diferencia de otras plantas, cada parte de ellas (tallos, hojas, flores, pistilos, raíces, savia e incluso polen) es tóxica para perros y gatos, por lo que ni siquiera es necesario tragarlas para envenenarse, basta lamerse el pelo sobre el que cae el polen de las azucenas.

Los síntomas tras la ingestión de hiedra pueden incluir vómitos, dolor abdominal, malestar general, fiebre y, dependiendo del tamaño del animal, incluso pueden llegar al coma. Como se trata de una planta trepadora muy común, ten cuidado con tu mascota para que no se envenene y si esto sucede debes llevarlo al veterinario lo antes posible.

El ciclamen, una planta que florece todo el año y resulta muy atractiva para los animales, contiene entre sus principales principios activos una sustancia llamada ciclamina, que se concentra principalmente en las raíces y es muy tóxica para humanos, perros y gatos. Provoca vómitos, diarrea, trastornos digestivos, malestar general y dolor abdominal, calambres, insuficiencia renal y parálisis general.

Dependiendo de la cantidad de fibra de raíz consumida, los animales pueden experimentar latidos cardíacos irregulares, convulsiones o incluso la muerte. A pesar de su belleza y sencillez, toda la planta, no sólo las raíces o los tubérculos, es altamente tóxica. Este último es, con diferencia, el más tóxico para perros, gatos y caballos porque es rico en alcaloides y glucósidos. Los síntomas más comunes de intoxicación por estas flores y plantas son vómitos, diarrea, arritmia, dificultad para respirar, dermatitis e inflamación de la piel y mucosas. Una de las flores más bonitas y habitualmente utilizada para decorar los hogares, también es una de las más tóxicas para perros y gatos, por lo que es mejor evitar cultivarla en interiores. Al igual que los tulipanes, toda la planta es tóxica, pero lo peor es el bulbo, que contiene los alcaloides licorina y galantamina. La ingestión provoca vómitos, diarrea, arritmia, dolor abdominal, presión arterial baja y otras causas graves.

Aunque es una planta de temporada, es una de las plantas más populares en Navidad. Además, a menudo se coloca en la casa con fines decorativos y su color rojo brillante lo hace muy atractivo para perros y gatos.

La toxicidad de la planta de nochebuena consiste en ésteres diterpénicos derivados del forbol, flavonoides y euforbones, en medio de los cuales el látex o líquido lechoso contiene un veneno muy desagradable para estos animales, especialmente los gatos. Si un gato o un perro se come un árbol de Navidad puede sentir cansancio, temblores, salivación excesiva, vómitos, irritación del esófago y del estómago, etc.