Después de dos años de campaña por parte de organizaciones medioambientales y de derechos humanos, los organizadores de la carrera anual de 20 kilómetros en Bruselas han retirado del patrocinio a un grupo de empresas de los sectores petroquímico y energético.

Se alega que desde 2004, la empresa ha utilizado el evento deportivo para hacer un lavado verde (y la empresa invierte más tiempo en promocionarse como sostenible que en implementar iniciativas ambientales o de inclusión social).
En los últimos años, las presiones para poner fin a estas relaciones comerciales se han vuelto cada vez más fuertes. Greenpeace Bélgica se sumó a las demandas, colgó pancartas y se reunió con organizadores y atletas.
Finalmente se logró esta gran victoria.