Las conclusiones del estudio abren la puerta al desarrollo de tratamientos personalizados para mujeres con alteraciones del ciclo menstrual.

La actividad cerebral femenina durante el ciclo menstrual y sus posibles cambios es un tema poco estudiado hasta el momento. La mayoría de los estudios se han centrado en algunas de sus áreas específicas sin analizar su función general o sus redes cerebrales.
Para arrojar luz sobre estas cuestiones, un reciente estudio realizado por la UPF y la Universidad Paris Loudron de Salzburgo analizó la actividad cerebral de las mujeres desde la perspectiva del desarrollo y la innovación en el campo de la neurociencia.

El estudio concluyó que los cambios en los niveles hormonales (progesterona y estradiol) durante las diferentes etapas del ciclo menstrual provocan cambios en diferentes áreas del cerebro relacionadas con la cognición, las emociones y el comportamiento.
Según este estudio, publicado recientemente en un artículo publicado en “npj Womens Health”, revista afiliada al grupo “Nature”, estos cambios también se modifican con la edad.

Este estudio se basó en una muestra de 60 mujeres que tenían ciclos menstruales naturalmente regulares (sin tratamiento hormonal) y tenían entre 18 y 35 años.
Para analizar los cambios en la actividad cerebral durante el ciclo menstrual, se realizaron tres resonancias magnéticas funcionales a cada mujer (una para cada fase del ciclo menstrual) en reposo, es decir, sin realizar una tarea cognitiva específica.

En concreto, el desarrollo de diferentes redes cerebrales durante el descanso relacionadas con la atención, las emociones, la meditación, etc.
Analizado.
Al examinar estas redes, estudiamos cómo variaba su capacidad para transmitir información desde áreas del cerebro a otras partes del cerebro.
Esto está relacionado con la llamada navegación, o lo que es lo mismo, con la variación de la actividad cerebral en una zona determinada, que está regulada por la mayor o menor velocidad con la que recibe información. Cuanto mayor es la capacidad de moverse, más compleja es la dinámica del cerebro y mayor es su flexibilidad y capacidad para procesar información.

Durante la investigación, se estudiaron los cambios en la complejidad de la dinámica (o navegación) cerebral a lo largo del ciclo menstrual.
Este ciclo comienza con la fase folicular (desde el primer día de la menstruación hasta los siguientes 14 días), que comienza cuando la glándula pituitaria en el cerebro secreta una hormona que estimula la producción de folículos en la superficie del ovario, cada uno de los cuales contiene un huevo.
Normalmente, sólo un óvulo madura y se libera durante la menstruación.
Esto suele ocurrir unos 15 días antes del siguiente período menstrual y marca el comienzo de la ovulación, donde un óvulo maduro viaja a través de una de las trompas de Falopio hasta el útero.

Después de la ovulación, un grupo de células ováricas, que forman el llamado cuerpo lúteo, secretan progesterona y pequeñas cantidades de estrógeno.
Esta es la fase lútea, donde se crea el revestimiento del útero en preparación para el embarazo mediante la acción de estas hormonas.
Si no se produce el embarazo, el cuerpo lúteo desaparece y el revestimiento del útero disminuye debido a los niveles hormonales, y el ciclo comienza nuevamente.
En este estudio, se examinó la actividad cerebral de las mujeres en momentos específicos durante las primeras etapas: la fase folicular temprana, la preovulación y la fase lútea media.
Según sus resultados, el alcance de las metástasis (complejidad cerebral) depende de los niveles de progesterona y estradiol, que difieren en cada una de estas etapas.
“Hemos demostrado que las hormonas ováricas regulan la actividad de todo el cerebro a lo largo del ciclo menstrual”, explica Anira Eskrichs, del Grupo de Neurociencia Computacional CBC de la UPF.

Durante el ciclo menstrual, los niveles más bajos de metástasis ocurren temprano en la fase folicular, cuando los niveles de ambas hormonas son más bajos. La complejidad de la dinámica cerebral alcanza un nivel intermedio en la mitad de la fase lútea, que se caracteriza por niveles crecientes de progesterona y alcanza su punto máximo en la mitad de esta fase. Pero los niveles más altos de metástasis ocurren durante la fase preovulatoria, cuando los niveles de estradiol alcanzan sus concentraciones más altas.
Los resultados del estudio abren la puerta al desarrollo de tratamientos personalizados para mujeres con trastornos menstruales. Esta investigación podría complementarse en el futuro con otros estudios sobre la compleja relación entre los niveles hormonales y la actividad cerebral, también en mujeres posmenopáusicas (o premenopáusicas).