A la hora de buscar piso para alquilar visitan Idealista, Fotocasa y otros portales inmobiliarios o, como mucho, preguntan por el acceso a vivienda pública.
Quizás lo último que tenga en mente sea contactar con una ONG.
Pero existen, y son la elección de cada vez más personas que están siendo expulsadas del mercado, e inspirándose en lo que están haciendo en países europeos como Austria o los Países Bajos, buscan convertirse en el “tuesday way” que ayude bajar los precios de alquiler.

“Llevamos treinta años estudiando situaciones de cuarentena residencial.
«Después de la crisis y durante varios años, la exclusión afectó a sectores existentes a una escala más amplia de la sociedad», explica Gemma Gallardo, directora general de Provivienda, una asociación fundada en 1989 que ha acogido hasta ahora a 160.000 personas.
Nos recuerda a situaciones de vulnerabilidad, pero estamos hablando de familias de clase media que se han visto muy afectadas por los precios de la vivienda.
Como si de una empresa se tratara, Provivienda gestiona grupos de viviendas en alquiler.
Posee un pequeño número (58 según sus datos) y trabaja principalmente con propietarios privados, a quienes convence para que compren sus apartamentos a un precio entre un 15% y un 20% más bajo que en el mercado privado.
«Respaldamos nuestra garantía en caso de que un inquilino deje de pagar y le hacemos pagar.
Le ofrecemos apoyo y tranquilidad para que pueda volver a poner su propiedad en la dirección correcta incluso si no espera rentabilidades muy altas».
Los propietarios no pueden elegir a sus inquilinos -evitando así la discriminación- y confiar la gestión de su alojamiento a la asociación. Los datos confirman que están en buena forma, afirmó el directivo: Aunque no invirtieron en grandes campañas publicitarias, en 2022 (último año del que tienen cifras) firmaron mil nuevos contratos de arrendamiento y gestionaron más de dos mil contratos el total.
Profivinda mantuvo recientemente un encuentro con medios de comunicación. Además, colaboró ​​con la Fundación Eguzkilore y Cohabitac (un grupo de 16 fondos de alquiler social en Cataluña) para hacer lobby y ser reconocido como un actor más del sistema de vivienda.
“La gente recurrió al mercado privado y el sistema social era prácticamente inexistente”, dijo Galaldo.
“Existe una tercera vía: las asociaciones como intermediarias de propietarios y operadores para redistribuir la oferta de vivienda”.
En Europa se trata de “asociaciones de vivienda”.

«Es muy común en otros países europeos», dijo Eduardo González de Molina, investigador asociado del University College de Londres.
“En España esto no está en la agenda pública.
Es aceptable que se amplíe la oferta de viviendas y se amplíe el objetivo: no sólo los reguladores deberían hacer esto, sino que también son posibles las asociaciones público-privadas. Pero lo que no se discute mucho es que no todo tiene que ser negocio, sino que hay un sector donde el beneficio no es el principal motor sino una función social.
En Austria, Viena, la capital, tiene el alquiler más asequible de Europa y una gran proporción de la oferta de viviendas está en manos de asociaciones con ánimo de lucro (según datos de Vivienda en Europa, el 24% de las viviendas son sociales; de ellas, El 70% procede de asociaciones y el 30% restante es del público).

Los Países Bajos son uno de los países más tradicionales.
“Allí no hay parques públicos”, dijo González de Molina.
“Son muy extremos. La derecha cree que el Estado es responsable de proporcionar vivienda y fortalecer el tercer sector.
Esto también le conviene a la izquierda porque es una organización sin fines de lucro.
Hoy en día es el país con mayor número de viviendas sociales de Europa.
“Finlandia, Dinamarca y el Reino Unido, que tuvieron casos complejos porque estas empresas estaban cansadas de vender viviendas sociales a Margaret Thatcher, son otros ejemplos”. En Europa, estas organizaciones se denominan “asociaciones de vivienda”: ​​hay organizaciones con o sin fines de lucro.

González de Molina y los responsables de Provivenda ven en Austria el caso más positivo del que podemos sacar mejores lecciones.
“Lo que se propuso allí en 1978 fue una regulación que regulara ciertos aspectos de estas organizaciones, por ejemplo, no tendrían ninguna relación con las empresas constructoras, las ganancias se reinvertirían y cooperarían con el gobierno…
“Les pedimos más transparencia”, explica Andrea Jarabo, directora de comunicación de Provivienda.
«La fórmula legal es muy importante». Por ello, uno de los principales requisitos de Provivienda es que sus métricas estén definidas específicamente, como ocurre con las socimis (empresas inmobiliarias) del mercado privado.

Impuestos más bajos, al igual que las corporaciones

De ahí que las asociaciones se dieran cuenta de que el siguiente paso era mejorar el sistema fiscal y facilitar su acceso a la financiación pública a través de ICO o subvenciones.
En Provivienda trabajan con varias comunidades autónomas a través del Plan Nacional de Vivienda, el principal programa de vivienda social disponible.

“Las socimis no pagan impuesto de sociedades.
«Esta es una cuestión importante», dijo Grabow. «Las entidades contribuyentes del tercer sector deben pagar el 15%».
De ahí que surjan otros problemas como la importante reducción del IVA en el momento de la transferencia de la propiedad de la tierra, o el hecho de que los propietarios que alquilan tierras a organizaciones sociales no pueden reclamar reducciones del impuesto sobre la renta por ser personas jurídicas. Pero sobre todo queremos lucirnos.
Que hay entidades, como las socimis, que no buscan hacer accesible el mercado inmobiliario, y tienen un régimen fiscal más favorable que las que sí lo hacen.
“Austria define con mucha precisión cómo debería ser una asociación de vivienda, exigiendo a estas empresas que demuestren mediante la práctica que su función es social, a cambio de un trato preferencial.
“Como asociación, su objetivo es crear bienes públicos, no el sector público”, explica González.
“Son organizaciones sin fines de lucro, pero los trabajadores cobran, la dirección paga y las ganancias se reinvierten”.
«Si se eliminan las ganancias de la ecuación, se pueden reducir aún más los alquileres».